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domingo, 2 de octubre de 2011

¿Cuánto le cuesta el contrabando a la economía colombiana?

El imperio del comercio ilegal está creciendo en el país y ha dejado en la quiebra a varios empresarios caleños. El País indagó sobre lo que está sucediendo con este flagelo.

“El maldito contrabando me tiene al borde de la quiebra, llevo cinco años bregando a sostener el trabajo de la gente pero no aguanté, tenía una empresa con 40 empleados y ahora sólo me quedan diez, estoy al 25% de operación por culpa del daño que me ha hecho”.
Sin vacilar un segundo William Ortiz deja en claro que es uno de los cientos de empresarios caleños arrinconados por un imperio ilegal que cada día extiende más sus tentáculos, avasallando con una maquinaria aceitada por el poder de corrupción que despoja de dos billones de pesos al año al Estado.
Ortiz duda si podrá sostener a GCG, su fábrica de zapatos enclavada desde hace 25 años en el barrio Las Américas -en el corazón de Cali- ya que la avalancha de contrabando proveniente de China, se ha enquistado en la economía bajo la mirada impotente, cuando no cómplice, de las autoridades.
Su historia es sólo una muestra de los estragos que dejan a su paso los contrabandistas que ingresan al país todo tipo de mercancías, evadiendo el pago de impuestos arancelarios y dejando en clara desventaja la actividad del comerciante legal que sí tributa al Estado.
Su última cruzada la emprendió hace cuatro meses a través de la Fundación Manufacturera de Colombia, organización que preside y que agrupa 140 empresarios en similar situación, buscando salidas que los reivindiquen.
María Teresa Peñaranda, presidenta de la Asociación de Comercio Exterior, Adicomex, confirma la gravedad de los hechos: “El contrabando puede acabar con la industria nacional porque es imposible competir con precios de productos que no pagan impuestos, algunas empresas del sector textil y del de calzado ya han cerrado. Los sectores de medicamentos, juguetería y aseo personal, también están afectados”.
El panorama es desalentador. “No sólo en Cali y el Valle el contrabando es nocivo, nos afecta a todos, somos muchos los comerciantes que pagamos aranceles y la mercancía sin impuestos se ofrece mucho más barata y si uno ha pagado tributos, entonces salimos muy lesionados”, sostiene Rosita Jaluff de Castro, presidenta de la Junta Directiva de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco Valle.
Los alcances del contrabando ponen en jaque incluso a las esferas estatales. La Dian investiga la pantalla LED importada para la remodelación del estadio Pascual Guerrero por la que se habría pagado la mitad del valor que correspondía en aranceles, puesto que el importador que la negoció con el Municipio, a través del Fondo Mixto del Deporte, sólo declaró 20 módulos, la mitad de los que conforman el equipo.
Esta modalidad, conocida como contrabando técnico, es tal vez la que más se ha generalizado, especialmente entre los mismos ‘turros’ o contrabandistas, acostumbrados a ‘bolear’ mercancía a cielo abierto y sin documentos a través de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos, una práctica que ha persistido durante décadas.
Empero, el contrabando técnico ha ido ganando espacio en la medida en que mucha más mercancía que no cancela impuestos puede mimetizarse al amparo de documentos que surtieron los trámites legales y pagaron los aranceles en la aduana.
Trabajadores de Sanandresito recuerdan a uno de los contrabandistas más reconocidos de Cali, quien se regodeaba en los círculos sociales y empresariales como el primero que contrató a un experto en comercio exterior para que tecnificara sus ‘importaciones’ y les diera visos de legalidad.
Una de las prácticas irregulares que el especialista extendió se resume así: se declaran en documentos unidades por un número menor a las que realmente ingresan al país y por las que se pagan aranceles, pero esos mismos documentos quedan amparando dos, cuatro y ocho veces más artículos que los relacionados en el manifiesto de aduana, hoy declaración de importación.
Otras técnicas más sofisticadas incluyeron la subfacturación de las mercancías y la manipulación de posiciones arancelarias, las mismas que identifican determinado artículo y con la que se establece el porcentaje que debe pagar.
En la medida que esa manipulación de la descripción de la mercancía y sus propiedades se ajusta a una posición con un porcentaje menor, la ganancia resulta mayor por el monto del impuesto que se deja de pagar.
Fue así como ‘Don Beto’ se convirtió en el amo y señor del contrabando en Cali y el suroccidente, pero esta vez con un estatus de comerciante prestigioso, dado que enseñaba documentación auténtica que ningún otro competidor legal o ilegal podía ofrecer.
A pesar de la sofisticación, la modalidad que se impuso -y sigue imperando- es la de simular el amparo de un número mayor de mercancías con los mismos documentos y sin el pago respectivo de los impuestos.
Por eso esta figura rápidamente fue imitada y extendida. Entonces los ojos de otros comerciantes ilegales más poderosos se posaron, en el caso de Cali, sobre los centros comerciales de la Carrera Quinta con calles 15 y 16.
El general Óscar Naranjo, director de la Policía, sintetiza el fenómeno así:
“El narcotráfico en Colombia está montado sobre las redes criminales del contrabando. Buena parte de los grandes narcotraficantes de Cali y Medellín sufrieron un tránsito de la delincuencia común a personas vinculadas al contrabando y luego a grandes capos. Estamos frente a una cultura ilegal que encontró en el contrabando una fusión perfecta con el narcotráfico para varias actividades ilegales: lavado de activos, rutas, tentáculos mafiosos y sicariales y alta posibilidad de corrupción”.
Precisamente, ese poder de corrupción que tienen los grupos criminales que ahora manejan el contrabando y que en el caso de Cali y el Valle están identificados por la Policía como ‘Los Pitufos’, es el que permea las instituciones encargadas de su vigilancia.
Un alto ejecutivo del sector oficial del comercio exterior colombiano calcula en US$500 millones al año el monto de los recursos que se manejan por debajo de la mesa al interior de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, Dian, a través de pagos de coimas y sobornos a funcionarios para hacer toda clase de chanchullos.
Y cuando no lo consiguen los interesados acuden a otras prácticas.
Luis Adolfo, un veterano en trámites aduaneros, que ha trasegado como empleado de almacenes de depósito y agencias de aduana, rememora el caso del funcionario que “se había atravesado como mula muerta” rechazando propuestas y sobornos para que permitiera introducir mercancía sin el pago de impuestos.
“Lo amenazaron de muerte y para que se diera cuenta que era en serio le mandaron el mensaje a la casa, no tuvo de otra que aceptar”.
Otras conductas ilegales han aflorado a la sombra del contrabando: La usurpación de marcas, la falsedad en documentos públicos, el lavado de activos, delitos que van a la par y hasta llegan a superar el contrabando.
Lavadores de activos
“Le juro que no sé en qué anda el patrón, pero las facturas con las que declara el IVA ante la Dian son cien veces más de lo que en realidad se vende en el negocio. En eso no me meto, allá él, yo respondo por el almacén, pero por el resto de torcidos no”.
Son las 12:05 p.m. del lunes pasado. Juan Carlos observa por el rabillo del ojo para cerciorarse de que nadie escuchó su comentario. Accedió a la entrevista y a cambió pidió que el diálogo se realizara a la entrada de uno de los centros comerciales de la Carrera Quinta, tomando distancia del negocio de licores que administra.
Fue su manera de asegurarse de que sus palabras fueran ahogadas bajo el bullicio de la zona, el mismo que producen automotores, parlantes, pregoneros y miles de personas que circulan en esa cuadra entre las calles 15 y 16.
Tratando de eludir la mirada escrutadora de dueños, jefes y lugartenientes de ese imperio en el que el rey es el contrabando, el administrador de la tienda de licores -refiriéndose a su patrón- clarificó esquivo: “Que él tenga tratos con los que traen los dólares no se lo sostengo a nadie”.
Y ante el deambular de peatones, clientes que buscan ahorrarse unos pesos, comerciantes ávidos, vendedores apurados, rebuscadores, vagos, malandrines, delincuentes y entre todos éstos los ‘turros’, Juan Carlos dejó claro que el negocio de los Sanandresitos ha dado giros y ya no es evadir aranceles lo que marca la pauta, pero sí el que “sigue mandando la parada”.
Ese comercio ilegal ha crecido bajo la indulgencia de caleños y colombianos que lo ven “socialmente aceptable”, pero que además de arruinar a empresarios esquilma al Estado.
“En Colombia la gente es brutalmente tolerante con el robo de lo público, le preocupa cuando hay corrupción de un funcionario, pero no cuando se roba los impuestos, los aranceles o los ivas”, precisó Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, quien lidera una tarea de depuración del organismo a su cargo, con el concurso de la Dirección de la Policía Nacional.
Glosario y modalidad
Turro: Contrabandista, tramposo.
Bolear:Introducir contrabando en territorio nacional por vía aérea, marítima o terrestre sin ningún tipo de documentación o trámite aduanero.
Chanchullo: Manejo ilícito para conseguir un fin lucrativo.
Mandado: Práctica que conlleva la ejecución de una aseveración, amenaza u orden por encargo ajeno.
Lavar con IVA: Se presenta y liquida un número mayor de ventas de un establecimiento comercial y por consiguiente un monto mayor para que el capital ilegal -que proviene del narcotráfico- cancele el Impuesto al Valor Agregado, IVA, y así ingrese al flujo de recursos de la economía legal.
Comisión:El monto mayor de IVA descrito es en la práctica el pago sin control que los dineros ilegales cancelan al Estado para introducirse al mercado legal de la economía