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miércoles, 12 de octubre de 2011

Aprobado el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos

Después de los dos debates en Cámara y Senado, el acuerdo comercial finalizó favorablemente para los interesados de ambos países.

Tras una maratónica sesión, que tuvo sus momentos de intenso debate, el Congreso de Estados Unidos finalmente aprobó este miércoles el Tratado de Libre Comercio (TLC) que estaba pendiente con Colombia desde hace 5 años.
El TLC fue votado en ambas Cámaras del Legislativo donde recibió un cómodo apoyo bipartidista.
En el caso de la Cámara de Representantes, el acuerdo pasó con 262 votos a favor y 167 en contra. De ellos 31 fueron demócratas y 231 republicanos.
En el Senado el resultado fue 66 votos a favor y 33 en contra.
Se trata de un voto histórico, quizá solo comparable con el del Plan Colombia en el año 2000, que tendrá un profundo impacto no solo en la economía del país sino en todos los renglones de la sociedad.
Fue, a su vez, un raro momento en el Washington de hoy, donde las disputas partidistas han impedido el avance de iniciativas relevantes.   
El Congreso también aprobó los acuerdos con Panamá y Corea del Sur al igual que el TAA, un programa que ofrece beneficios a los trabajadores de EE.UU. y que Obama había exigido como precondición para presentar los TLC.         
En el voto del TLC con Colombia también se incluyó la renovación de ATPDEA, que fue extendido hasta julio del 2013. Esa fecha, sin embargo, es tentativa y depende de la entrada en vigor del tratado una vez concluya su fase de implementación.
Esta fase puede tardar entre 6 meses y un año. Se enfoca principalmente en asuntos técnicos como traducciones de los textos a ambos idiomas.
Una vez el TLC entre en vigor, los beneficios de ATPDEA ya no serían necesarios pues el TLC elimina el paga de arancel para los productos hoy cobijados por las preferencias.  
Así mismo quedó por sentado que habrá retroactividad por los aranceles de entrada que tuvieron que pagar los exportadores colombianos desde el 12 de febrero de 2011, cuando expiraron las preferencias. Los exportadores podrán comenzar a cobrar esos aranceles 15 días después de que el presidente Barack Obama firme la ley aprobada por el Congreso.
Aún no es clara la fecha en la que el Presidente sancionará el TLC pero se especula que sería en la primera semana de noviembre, cuando ambas Cámaras estén sesionando de manera conjunta.
Otro detalle que vale la pena destacar es uno en el que hicieron énfasis tanto el Presidente Obama como los demócratas que votaron a favor del TLC con Colombia. Según estos, el TLC no entraría en vigor hasta que el mandatario constate que el país ha cumplido a cabalidad con todos los puntos del llamado ‘Plan de Acción’, que se acordó en abril de este año. Este ‘Plan’ prevé una serie de cambios en la normativa laboral del país, al igual que mecanismos para fortalecer la lucha contra la violencia sindical y la impunidad.
El Gobierno colombiano alega que ya se cumplió con más del 95 por ciento del ‘Plan’ y por lo tanto no debería ser un obstáculo.
Fuentes sostienen que la insistencia de los demócratas en este punto es más una postura política que les permite justificar su voto favorable por el TLC.
El debate, como se esperaba, estuvo enmarcado por fuertes disputas entre republicanos y buena parte del partido demócrata, que se oponía al tratado comercial.
En general, las intervenciones de los republicanos giraron en torno a los beneficios que traerán los TLC, aunque con muchas críticas contra la administración de Barack Obama por haber tardado tanto en someterlos a consideración.
“En estos años de retraso con el TLC, negociadores de otros países vieron una oportunidad y actuaron. Cuando el acuerdo se firmó poseíamos el 70 por ciento del mercado de trigo. Ahora eso ha bajado al 45 por ciento. Si  actuamos con rapidez podremos recuperar parte de este mercado”, sostuvo el Senador Mike Johanns, de Nebraska.
Para una mayoría de demócratas, especialmente en la Cámara de Representantes,  Colombia no merecía un TLC dado la violencia que aún existe contra el movimiento obrero.  
 “Estamos a punto de firmar un acuerdo con la capital mundial del asesinato contra el sindicalismo”, dijo el representante Lloyd Doggett.
Otros, como Jim McDermott, justificaron su voto negativo por la no inclusión del ‘Plan de Acción’ en el texto del Tratado.   
“Uribe prometía y prometía pero nada pasaba. Con el Presidente Santos no sentamos y se desarrolló un Plan de Acción para enfrentar los problemas laborales que existen. Pero eso no se incluyó en el TLC y por lo tanto no hay mecanismos para hacerlo cumplir. Por eso muchos de nosotros nos vamos a oponer”, dijo  McDermott.
Pero los republicanos respondieron.
“Esa es una caricatura ofensiva de lo que el país es en realidad. Es un aliado democrático que ha tomado pasos increíbles para reducir la violencia y el narcotráfico. Los deberíamos felicitar, darles las gracias”, sostuvo Mario Diaz-Balart, congresista de la Florida.   
Aún así muchos demócratas, y muy poderosos, se sumaron al apoyo.
“Estos acuerdos son un regalo para nosotros pues sus productos ya entran a Estados Unidos sin pagar arancel mientras los nuestros tiene que pagar aranceles. Es así de simple y deberían aprobarse sin oposición. Yo fui a Colombia y ellos han hecho enormes progresos. Si no lo aprobamos esos progresos se podrían evaporar. Si no aprobamos este acuerdo, a dónde creen que irá Colombia con sus productos. Venezuela o China”, afirmó el senador demócrata Max Baucus, que es a su vez presidente de la Comisión de Finanzas.
Varios, como Bill Nelson -senador demócrata de la Florida-, sacaron a relucir también el argumento de la seguridad nacional, “Colombia es un aliado clave en la región”, al que había que respaldar.
De acuerdo con la Casa Blanca, los TLC, combinados, incrementarían las exportaciones de EE.UU. en más de 13 mil millones de dólares y podrían crear más de 100 mil nuevos empleos. Uno de los argumentos que más pesó en el camino de la aprobación dada la crisis económica por la que atraviesa el país y el alto desempleo que no baja del 9.1 por ciento.
La oposición, sin embargo, les llama a éstas “cuentas alegres”, pues no consideran los miles de millones que se irán con las importaciones desde estos países y los empleos que podrían migrar.
Y a lo largo del debate han sacado a relucir estadísticas según las cuales desde la aprobación del Nafta (acuerdo con México y Canadá) en 1993 se han evaporado 6 millones de trabajos en EE. UU.
Otro argumento que han esgrimido los defensores es el de seguridad nacional.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON