El trabajo mancomunado Estado-empresa privada ha dado un importante impulso al comercio entre Colombia y Argentina, con resultados como la llegada de inversión de este país por un monto superior a los 140 millones de dólares en los últimos tres años.
Con ocho acuerdos de impacto en temas de infraestructura como puertos, hidrovías y transporte, y otros relacionados con derechos humanos y migraciones, además de un balance comercial en el que las exportaciones al país suramericano aumentaron un 84 por ciento en el último año, el ex embajador de Colombia en Argentina, Álvaro García, habla con Portafolio de su labor y de los alcances de la gestión diplomática.
Hace poco usted terminó su misión como embajador de Colombia en Argentina. ¿Qué balance hace?
Bueno, estoy satisfecho, pues terminamos con un excelente nivel de relacionamiento político y más de ocho acuerdos importantes en temas de infraestructura: puertos e hidrovías, tecnología satelital, transporte, derechos humanos, agro y migraciones.
Creció el comercio - las exportaciones colombianas a Argentina van este año en casi 240 millones de dólares, con un crecimiento del 84 por ciento con respecto al año pasado-, y la llegada de inversión argentina a Colombia alcanzó más de 140 millones de dólares en los últimos tres años.
Hay que hacer esfuerzos para equilibrar la balanza comercial, y para eso se crearon ya los instrumentos. El turismo, muy bien: Argentina está peleando hoy el tercer lugar como emisor mundial de turistas a Colombia. Al cierre de este año íbamos en más de 70 mil. La visita oficial del presidente Santos y la canciller Holguín en agosto pasado puso en el más alto nivel la relación en mucho tiempo.
¿Es difícil promover al país?
La labor de promoción de Colombia en los últimos 10 años ha sido extraordinaria. Cada vez hay más receptividad al mensaje y se reconoce lo logrado en términos de confianza y seguridad. Creo que es el resultado de una política coherente y continuada. El eslogan de “El riesgo es que te quieras quedar”, es muy poderoso y opera transversalmente en muchos temas, no sólo en turismo.
¿Y para abrir mercados?
Eso no es tan fácil. La competencia es fuerte y además estamos en un mundo asechado por la crisis, con escenarios proteccionistas muy complicados, aun en nuestra región. Pero hay que destacar el trabajo conjunto del Estado y el sector privado para abrir nuevos mercados y oportunidades.
Colombia está llegando con fuerza a todos los rincones del mundo, concretando nuevas oportunidades y consiguiendo nuevos socios. Eso es necesario: no hay que poner todos los huevos en la misma canasta.
¿Cree que nuestros empresarios deben ser más audaces a la hora de vender sus productos?
El producto colombiano es muy bueno, de gran calidad y a veces no tiene la llegada suficiente. Potenciar las estrategias de promoción y encuentros industriales es importante.
Además, un mejor relacionamiento político ayuda mucho. Por lo general, cuando el producto colombiano llega, gusta.
¿Qué lecciones deberíamos aprender de Argentina dado su éxito como exportador de alimentos?
Innovar e investigar. Una semilla de soya argentina tiene más tecnología que un fórmula uno.
¿Y qué riesgos evitar? Quedarnos del tren en educación y tecnología, pues esto impacta en la producción y su proyección. También veo clave dar contenido humanístico a la producción; ubicarse con honestidad en el mundo y la responsabilidad social empresarial.
¿Qué consejos les da a las personas que están en cargos similares a los que usted desempeñó?
Difícil dar consejos. Pero recomendaría tratar de entender lo mejor posible la cultura, la idiosincracia y el pensamiento de cada país. A veces, aunque hablemos el mismo idioma, no nos podemos entender.
Y otros tips: no emborracharse nunca (ví a varios caer en desgracia por eso). Prudencia con los periodistas (he visto a varios descabezados por su emoción ante los micrófonos). La diplomacia es un ejercicio de la discreción. Eso aprendí.
¿Deberíamos cambiar el modelo de promover el país o vamos por la senda adecuada?
Creo que vamos por la senda adecuada, pero hay que actualizar e innovar permanentemente. Sobre el concepto sólido que se ha construido, apuntar a nuevos objetivos.
