Las autoridades europeas afirman que el tratado aportará al país un crecimiento del 1,3% en el PIB.
La comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo (PE) debatió ayer en profundidad el tratado de libre comercio de la Unión Europea con Colombia y Perú, en el que quedaron patentes los beneficios para las partes implicadas, pero también las dudas que sigue suscitando el acuerdo entre ecologistas y sindicalistas.
La Eurocámara acogió una multitudinaria audiencia pública con representantes de los gobiernos de los dos países, la Comisión Europea y la sociedad civil, que servirá para que los eurodiputados tomen una decisión sobre si deciden respaldar el acuerdo para que pueda entrar en vigor, o rechazarlo, en un voto que esperan celebrar en sesión plenaria en septiembre próximo.
“Es un acuerdo crucial para todas las partes. Abrirá la posibilidad a una nueva prosperidad, a nuevas fronteras”, declaró el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, quien auguró un crecimiento del 1,3 por ciento del PIB colombiano, a largo plazo, una vez entre en vigor el tratado.
Frente a las voces que aseguran que el acuerdo no mejorará la precaria situación de los derechos humanos en Colombia, o las condiciones laborales en Perú, De Gucht insistió en que la UE podrá aplicar unilateralmente la cláusula que permite la suspensión del tratado en caso de graves vulneraciones de las libertades fundamentales, o las leyes laborales o medioambientales.
Además, se mostró convencido de que la aplicación del acuerdo promoverá más los derechos sindicales, así como el fortalecimiento de la democracia y el Estado de derecho o la integración social.
Colombia, según la ONG Human Rights Watch, auguró crecimiento de las pymes gracias al acuerdo y expresó su confianza en que éste sirva de ‘palanca’ para la aplicación de las nuevas leyes en favor de la población aludida por los vicepresidentes.
Para que el tratado entre en vigor será necesario el respaldo de la Eurocámara en septiembre.
BRUSELAS / EFE
