Así se afirme que las medidas de blindaje se han adoptado, no se puede perder de vista que hacemos parte de un mundo globalizado.
La economía de las regiones colombianas debe estar atenta a lo que suceda con las exportaciones, las remesas, las regalías, el empleo y el PIB.
El hecho de que buena parte de los países europeos no tenga dinero para pagar su deuda pública, que EE. UU. esté al borde de una nueva recesión y que las principales bolsas del mundo lleven varias semanas en caída libre no significa, precisamente, que las cosas pinten bien en materia económica para los próximos meses.
Y no puede ser que en el resto del mundo la economía vaya mal y que en nuestro país no suframos las consecuencias. Es cierto que Colombia ha realizado importantes reformas para ‘subir sus defensas’ y amortiguar el impacto de una nueva crisis mundial (regla fiscal, ley de sostenibilidad, reforma a las regalías, reforma tributaria, ley de primer empleo, entre otras).
Pero por más que las autoridades económicas afirmen que estamos ‘blindados’ ante las adversidades económicas externas, no podemos perder de vista que formamos parte de un mundo globalizado y que una fuerte gripa de EE. UU. y Europa puede poner en grave riesgo la salud de nuestra economía.
Frente a este panorama, conviene mirar los efectos que una nueva crisis económica global podrían representar para las regiones de Colombia. Concentrémonos solo en cinco temas: exportaciones, remesas, regalías, empleo y PIB regional.
¿SE AFECTARÁN LAS EXPORTACIONES?
Más de la mitad de las exportaciones colombianas tienen como destino a Estados Unidos (42,1 por ciento) y Europa (12,5 por ciento). Si estos países entran en recesión, obviamente que sus economías tendrán una menor dinámica, con disminución de su producción, empleo y nivel de ingreso, lo que se traduciría en menor consumo y por lo tanto nuestras exportaciones a esos destinos podrían verse afectadas. En tal caso, las principales regiones exportadoras –Antioquia, Valle, y Bogotá– sufrirían las consecuencias.
¿MENORES REMESAS?
Según cifras del Banco de la República, durante el 2010 más de 2 millones de colombianos recibieron por concepto de remesas la no despreciable cifra de 4.023 millones de dólares, de los cuales el 36 por ciento provinieron de España (1.451 millones de dólares) y el 33 por ciento, de Estados Unidos (1.342 millones de dólares).
Los destinos principales se concentraron en cinco departamentos que recibieron el 69 por ciento del total: Valle, con 1.140 millones; Cundinamarca, con 564 millones; Antioquia, 555 millones; y Risaralda con 510 millones.
Una recesión económica en Estados Unidos y España afectaría inmediatamente el giro de remesas a las principales regiones receptoras y tendría su coletazo en el gasto de las familias, que principalmente destinan esos recursos a alimentación, salud, educación, arrendamientos, servicios públicos y pago de créditos hipotecarios.
¿QUÉ PODRÍA PASAR CON LAS REGALIAS?
Si el colapso financiero de 2008 trajo consigo una recesión en el mundo industrializado y un desplome de los precios de petróleo y carbón, es previsible que frente a una probable recesión de EE. UU. y Europa y una desaceleración de la economía China, los precios de los combustibles fósiles bajen nuevamente y afecten de manera directa a los departamentos que mayor volumen de regalía perciben.
La reciente reforma al régimen de regalías podría amortiguar el impacto de este choque, como lo pretende una reorientación en la inversión de estos recursos para que lleguen a todo el territorio nacional.
No obstante, al ser menores los ingresos de regalías, los departamentos que mayores recursos han recibido (Arauca, Casanare, Meta, Huila, Sucre, Guajira, Córdoba, Bolívar, Huila y Tolima) podrían verse seriamente afectados en sus planes de inversión.
¿Y EL PRODUCTO INTERNO BRUTO DE LAS REGIONES?
En Colombia existe una concentración de la actividad económica, principalmente en el centro del territorio, y la estructura productiva de los departamentos y su desarrollo económico no son iguales. Regiones como Antioquia, Valle, Cundinamarca y Bogotá aportan, en conjunto, alrededor del 55 por ciento del PIB.
Unos menores índices de confianza y optimismo para emprender nuevos proyectos como resultado de una crisis global le restarían dinamismo al crecimiento de las regiones, a lo que habría que sumar unas finanzas públicas locales y departamentales golpeadas por los menores recaudos tributarios.
El efecto sería distinto para cada región y se daría más intensamente en aquellos departamentos que tienen mayor participación en el PIB nacional.
¿FRENO A NUEVOS EMPLEOS?
De acuerdo con el Dane, el desempleo en Colombia durante septiembre del presente año fue de 9,7 por ciento, lo que equivale a hablar de 2’196.000 personas sin trabajo, cifras que contrastan con un importante aumento de personas ocupadas y que reflejan el dinamismo de la economía y el empeño del Gobierno en reducir el desempleo a un dígito, como efectivamente lo ha logrado.
Pero la fiesta se nos puede aguar; no debemos cantar victoria en materia de empleo hasta tanto no se despeje el panorama económico mundial y no exista un estimativo claro de los efectos de una disminución de las exportaciones a Estados Unidos y Europa, máxime cuando hay ciudades en las que el desempleo aún no cede (Popayán, 17,6 por ciento; Quibdó, 17,5 por ciento, e Ibagué, 16,9 %, entre otras).
LUIS ALFONSO ARIAS ARISTIZÁBAL
Consultor privado
ESPECIAL PARA PORTAFOLIO.CO
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