Julio 20 de 2011 - 8:16 pm
La reforma arancelaria realizada por el gobierno colombiano en noviembre pasado fue inoportuna y se hizo sin tener en cuenta la situación por la que atraviesa la economía mundial.
Aunque su efecto sobre el sector agropecuario es mínimo -una reducción promedio del 2,4 por ciento, frente a casi cuatro puntos porcentuales del promedio general arancelario-, el vicepresidente Técnico de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Alejandro Vélez, dijo que la reforma deja serias dudas respecto de su oportunidad en el contexto internacional.
El ajuste buscaba, entre otros objetivos, mejorar la competitividad del aparato productivo colombiano y atenuar la revaluación del peso (8,1 por ciento en lo corrido del año hasta el 19 de julio) por la mayor demanda de dólares para atender unas compras externas crecientes al reducirse los costos de importación.
Sin embargo, advierte Vélez, la aguda devaluación del dólar, inducida por las autoridades estadounidenses para impulsar artificialmente su competividad, y decisiones similares de sus homólogas chinas, ha apreciado las monedas de países emergentes y el deterioro de la competitividad de sus productos.
Esas afirmaciones, enfatizó Alejandro Vélez, están sustentadas en la investigación 'La protección agrícola: un caso de observancia internacional', realizada por la SAC, que incluye un análisis sobre la política comercial agropecuaria colombiana, que será presentada el lunes próximo en un foro en la capital colombiana.
Por ello, y sin desconocer el impacto positivo de la disminución de las tarifas arancelarias de los bienes no producidos localmente y de los equipos y maquinaria y algunos insumos y materias primas, el vicepresidente de la SAC asegura que el efecto de la reforma sobre la tasa de cambio, como paliativo de la devaluación del dólar, es cuestionable.
Al mismo tiempo, el directivo destaca el hecho de que algunas economías, tratando de evitar que la competitividad artificial de la producción estadounidense y china dé al traste con sus aparatos productos, se están moviendo hacia el aumento de la protección arancelaria y no arancelaria.
De esa manera, agregó, la amenaza sobre la economía colombiana aumenta a través de tres vías: la reforma arancelaria aislada del contexto internacional, la menor competitividad de las exportaciones por la revaluación del peso y el aumento de la protección en otros mercados.
La reforma arancelaria realizada por el gobierno colombiano en noviembre pasado fue inoportuna y se hizo sin tener en cuenta la situación por la que atraviesa la economía mundial.
Aunque su efecto sobre el sector agropecuario es mínimo -una reducción promedio del 2,4 por ciento, frente a casi cuatro puntos porcentuales del promedio general arancelario-, el vicepresidente Técnico de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Alejandro Vélez, dijo que la reforma deja serias dudas respecto de su oportunidad en el contexto internacional.
El ajuste buscaba, entre otros objetivos, mejorar la competitividad del aparato productivo colombiano y atenuar la revaluación del peso (8,1 por ciento en lo corrido del año hasta el 19 de julio) por la mayor demanda de dólares para atender unas compras externas crecientes al reducirse los costos de importación.
Sin embargo, advierte Vélez, la aguda devaluación del dólar, inducida por las autoridades estadounidenses para impulsar artificialmente su competividad, y decisiones similares de sus homólogas chinas, ha apreciado las monedas de países emergentes y el deterioro de la competitividad de sus productos.
Esas afirmaciones, enfatizó Alejandro Vélez, están sustentadas en la investigación 'La protección agrícola: un caso de observancia internacional', realizada por la SAC, que incluye un análisis sobre la política comercial agropecuaria colombiana, que será presentada el lunes próximo en un foro en la capital colombiana.
Por ello, y sin desconocer el impacto positivo de la disminución de las tarifas arancelarias de los bienes no producidos localmente y de los equipos y maquinaria y algunos insumos y materias primas, el vicepresidente de la SAC asegura que el efecto de la reforma sobre la tasa de cambio, como paliativo de la devaluación del dólar, es cuestionable.
Al mismo tiempo, el directivo destaca el hecho de que algunas economías, tratando de evitar que la competitividad artificial de la producción estadounidense y china dé al traste con sus aparatos productos, se están moviendo hacia el aumento de la protección arancelaria y no arancelaria.
De esa manera, agregó, la amenaza sobre la economía colombiana aumenta a través de tres vías: la reforma arancelaria aislada del contexto internacional, la menor competitividad de las exportaciones por la revaluación del peso y el aumento de la protección en otros mercados.
