El nuevo presidente de Fenavi, Andrés Moncada, considera que la producción avícola ha llegado a un punto en el cual crecería lentamente, en la medida que se incremente el consumo; el libre comercio es una amenaza latente.
Una vez llegó a Fenavi, el nuevo dirigente gremial encontró un gremio que ha crecido en producción y empresarización.
Las prioridades están ahora en atender los aspectos sanitarios de las explotaciones y las amenazas del libre comercio.
¿Ha trazado una guía de hacia dónde irá el gremio?
El trabajo que venía haciéndose en el gremio era muy interesante, pero cada administración llega con nuevas ideas para algunos temas particulares, son estilos de trabajo y formas de ver el sector a corto, mediano y largo plazos.
Por otro lado, al gremio quiere dársele un nuevo enfoque con la prestación de servicios de valor agregado.
¿Qué clase de servicios con valor agregado?
No es lo mismo las necesidades de un avicultor grande, que cuenta con una estructura empresarial, que las de los pequeños y microempresarios del sector avícola.
Al primero –por ejemplo– podríamos apoyarlo en sus ejercicios de planeación estratégica y al segundo, en temas como la asistencia técnica y los temas ambientales.
Cada uno de los productores tiene necesidades particulares que los diferencia.
Por ahora, estamos ‘conociendo los clientes’, con el fin de prestarle, los servicios anotados, a su medida.
Frente a la formalización empresarial, ¿cómo seguirá acompañando a los avicultores?
El gremio tiene una fortaleza en ese sentido, pues el avícola es uno de los subsectores más formalizados del agro.
En materia tributaria, tenemos productos exentos de IVA, mientras que algunos insumos (como los alimentos balanceado) están gravados; por esta razón se piden las devoluciones y esto solo pueden hacerlo las empresas organizadas.
¿Cuántas empresas avícolas hay en el país?
Tenemos el registro de unas 5.500 empresas dedicadas a la actividad y, en general, la formalización del sector llega al 95 por ciento.
Los que no están organizados son los campesinos que tienen avicultura de traspatio, para autoconsumo y algo para la venta en las cabeceras municipales.
¿Con cuántas aves un avicultor se hace empresario?
Ya con 1.000 se hace necesario serlo, puesto que se necesita pedir las devoluciones de IVA.
Acerca de la bioseguridad de las fincas, el ICA ha llamado la atención por los incumplimientos en este proceso, ¿en qué va?
No menos del 60 por ciento de las granjas del país ya están certificadas como bioseguras y hay zonas con más del 90 por ciento.
¿Qué enfermedades restringen el comercio?
Dos. La Enfermedad de Newcastle, frente a la cual –junto con el ICA– estamos certificando zonas libres del mal, un proceso algo parecido a como se logró la certificación contra la fiebre aftosa en el ganado bovino.
Una segunda enfermedad es la influenza aviar, que no existe en Colombia, pero debe trabajarse con medidas de prevención, como restringir las importaciones de productos avícolas de los países donde está presente.
¿Habría riesgo sanitario por el TLC?
Sí, porque en los Estados Unidos hay zonas avícolas donde la influenza aviar se ha presentado y no se ha erradicado.
Pese a esa condición sanitaria, ellos quieren que aprobemos las importaciones de productos avícolas.
¿Hasta dónde crecerá la producción avícola del país?
Llegó a una etapa que será ya vegetativo, en la medida que aumente el consumo de las familias, teniendo en cuenta que el pollo que llegue de los Estados Unidos nos quitará una tajada del mercado.
¿Ha trazado una guía de hacia dónde irá el gremio?
El trabajo que venía haciéndose en el gremio era muy interesante, pero cada administración llega con nuevas ideas para algunos temas particulares, son estilos de trabajo y formas de ver el sector a corto, mediano y largo plazos.
Por otro lado, al gremio quiere dársele un nuevo enfoque con la prestación de servicios de valor agregado.
¿Qué clase de servicios con valor agregado?
No es lo mismo las necesidades de un avicultor grande, que cuenta con una estructura empresarial, que las de los pequeños y microempresarios del sector avícola.
Al primero –por ejemplo– podríamos apoyarlo en sus ejercicios de planeación estratégica y al segundo, en temas como la asistencia técnica y los temas ambientales.
Cada uno de los productores tiene necesidades particulares que los diferencia.
Por ahora, estamos ‘conociendo los clientes’, con el fin de prestarle, los servicios anotados, a su medida.
Frente a la formalización empresarial, ¿cómo seguirá acompañando a los avicultores?
El gremio tiene una fortaleza en ese sentido, pues el avícola es uno de los subsectores más formalizados del agro.
En materia tributaria, tenemos productos exentos de IVA, mientras que algunos insumos (como los alimentos balanceado) están gravados; por esta razón se piden las devoluciones y esto solo pueden hacerlo las empresas organizadas.
¿Cuántas empresas avícolas hay en el país?
Tenemos el registro de unas 5.500 empresas dedicadas a la actividad y, en general, la formalización del sector llega al 95 por ciento.
Los que no están organizados son los campesinos que tienen avicultura de traspatio, para autoconsumo y algo para la venta en las cabeceras municipales.
¿Con cuántas aves un avicultor se hace empresario?
Ya con 1.000 se hace necesario serlo, puesto que se necesita pedir las devoluciones de IVA.
Acerca de la bioseguridad de las fincas, el ICA ha llamado la atención por los incumplimientos en este proceso, ¿en qué va?
No menos del 60 por ciento de las granjas del país ya están certificadas como bioseguras y hay zonas con más del 90 por ciento.
¿Qué enfermedades restringen el comercio?
Dos. La Enfermedad de Newcastle, frente a la cual –junto con el ICA– estamos certificando zonas libres del mal, un proceso algo parecido a como se logró la certificación contra la fiebre aftosa en el ganado bovino.
Una segunda enfermedad es la influenza aviar, que no existe en Colombia, pero debe trabajarse con medidas de prevención, como restringir las importaciones de productos avícolas de los países donde está presente.
¿Habría riesgo sanitario por el TLC?
Sí, porque en los Estados Unidos hay zonas avícolas donde la influenza aviar se ha presentado y no se ha erradicado.
Pese a esa condición sanitaria, ellos quieren que aprobemos las importaciones de productos avícolas.
¿Hasta dónde crecerá la producción avícola del país?
Llegó a una etapa que será ya vegetativo, en la medida que aumente el consumo de las familias, teniendo en cuenta que el pollo que llegue de los Estados Unidos nos quitará una tajada del mercado.
