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miércoles, 30 de mayo de 2012

Comercio y medio ambiente van de la mano en el TLC


En el TLC con EE. UU. cada país define su legislación ambiental y se compromete a cumplirla.

El incumplimiento de las normas ambientales puede generar ventajas desleales en la competencia comercial internacional.
Al evadirse los costos asociados al control ambiental, las sociedades contaminantes tienen menores costos de producción y mejores precios en los mercados internacionales. Por esta razón los tratados de libre comercio entre naciones siempre tienen un capítulo dedicado al tema.
El principal compromiso ambiental de Colombia y Estados Unidos en su TLC es que cada nación se compromete a cumplir sus propias normas y a no reducir sus estándares de calidad para conseguir ventajas comerciales.
Cada nación es autónoma para definir su legislación ambiental, pero se compromete a cumplirla.
Es un orgullo de los ambientalistas colombianos que nuestra Ley Ambiental sea más exigente que la Ley de muchas naciones desarrolladas. Muchas de estas normas no se cumplen, especialmente las que se refieren a las responsabilidades ambientales de la Sociedad y del Estado.
Entonces, ya de entrada, estamos en situación de inferioridad comercial ante la Unión Americana como consecuencia de que nuestros legisladores producen las leyes con el corazón y no con el cerebro.
Una vez tuve la oportunidad de preguntar a un expresidente del Senado si no era una irresponsabilidad que se promulgaran leyes ambientales sin verificar primero su factibilidad económica, a lo cual me respondió que el Legislativo legislaba, y que era el deber del Ejecutivo conseguir los recursos para hacer cumplir las leyes.
En otra oportunidad le pregunté al ponente de una de las leyes ambientales más importantes, que pasaría si se expidieran leyes que no se pueden cumplir, y me respondió: “Por lo menos queda la Ley”.
Las consideraciones económicas y comerciales no trasnochan a nuestros ambientalistas del Congreso.
Nuestra situación se complica más si se tiene en cuenta que Colombia ha suscrito casi todos los convenios ambientales internacionales, mientras que los EE. UU. no es parte de la mayoría. Otro aspecto importante para la sanidad del comercio con los EE. UU. es el capital humano que debe realizar el control ambiental.
En el país tenemos la idea de que la ciencia y la tecnología no hacen falta para mitigar los impactos ambientales de la actividad humana, que los problemas ambientales se pueden resolver si tomamos conciencia de las consecuencias de nuestros actos y contribuimos con un granito de arena a resolverlas.
Sergio Barrera
Especial para Portafolio
* Profesor Titular de Ingeniería Civil y Ambiental, Universidad de los Andes